Hace unos días leí como un médico se había hecho viral en las redes sociales al poner un cartel en el que constataba e informaba a las personas del alto ausentismo por parte de sus pacientes y hacía referencia a que la sanidad era responsabilidad de todos/as. He hablado con muchos/as compañeros/as: médicos/as, enfermeros/as, psicológos/as, etc en este tiempo y la realidad es que el profesional sanitario no deja de acudir a consulta cada día, dispuesto a hacer su trabajo con calidad y de forma humana. Para vuestra información, las carreras sanitarias en la mayoría de los casos son vocacionales, nos gusta y nos motiva ayudar a las personas, y lo hacemos de la forma más objetiva, impecable y profesional posible.
Lo cierto es que las personas quieren acudir a los/las mejores profesionales, que estemos altamente cualificados, que seamos empáticos y amables y que resolvamos los casos de forma breve. Solicitan que estemos “al pie del cañón”, siempre disponibles, que seamos afables y comprometidos/as con nuestras profesiones.
He de decir que los sanitarios/as españoles estamos altamente formados, capacitados y preparados, de hecho somos muy valorados en el mundo, estamos en constante transformación y aprendizaje, adaptándonos a las diferentes situaciones presentadas para dar el mejor servicio posible (en la pandemia lo estamos demostrando así como en otras circunstancias que están ocurriendo). En la mayoría de los casos, no sólo tenemos las carreras universitarias pertinentes, sino que seguimos formándonos posteriormente, nos reciclamos de forma constante, acudimos a reuniones clínicas, congresos, seminarios, etc, no paramos de trabajar y ganar en experiencia, para ofrecer a nuestros/as clientes/as las mejores técnicas y tratamientos posibles, la mejor resolución de casos y nos preocupamos de que nuestras consultas (públicas o privadas) funcionen perfectamente, siguiendo todos los protocolos sanitarios. Nuestra motivación es ser mejores profesionales cada día y que nuestros pacientes evolucionen, crezcan y sobre todo que se curen.
Pero el éxito terapéutico no sólo depende de nosotros /as, también de los pacientes que acuden a nuestras consultas (privadas y/o públicas), por lo que un paciente tendría que ser un buen paciente y seguir unas reglas básicas. Que conste que desde mi experiencia, en la mayoría de los casos lo son, son excelentes pacientes, con algunas excepciones. Y son estas excepciones a las que precisamente quiero hacer llegar este artículo.
¿En qué consiste ser un buen paciente? Reflejo a continuación 10 características imprescindibles del buen paciente:
1. Alianza terapéutica (rapport) con el profesional sanitario. Se basa en una relación terapéutica de calidad y con límites saludables entre el profesional y el paciente, basada en el RESPETO, LA CONFIANZA Y LA COMUNICACIÓN ABIERTA. Estos tres últimos son los tres pilares imprescindibles de cualquier relación.
2. Adhesión a la terapia/tratamiento y a la consecución por parte del paciente de las pautas establecidas. Apertura del paciente al aprendizaje continuo y al crecimiento personal, con aceptación y compromiso hacia la terapia. A consulta se va a aprender del profesional visitado y a trabajar personalmente, donde la apertura psicológica para la evolución personal del paciente es fundamental.
3. Compromiso con la terapia, sin faltar a las sesiones convenidas. El profesional trabaja para ayudar y curar al paciente, pero si éste último no acude, entonces no hay por parte del paciente un seguimiento del tratamiento terapéutico. Lo he visto muchas veces a lo largo de mi carrera profesional, si el paciente no cumple con las sesiones de principio a fin, éste se estanca, no evoluciona e incluso recae.
4. Explicaciones abiertas, explícitas y veraces de lo que os ocurre y de vuestra historia vital, manifestando a nivel verbal lo que os preocupa. Así mismo, preguntar al profesional todas las cuestiones que queráis saber en referencia a vuestro caso. Acudir hermético a sesiones, sin expresar lo que os ocurre, ralentiza el trabajo profesional. Por ello, si quieres avanzar, estás motivado al cambio, expresas todo, entonces ganarás evolucionando más rápido.
5. Aportación de toda la información que el profesional solicite. Estamos para ayudar, no para juzgar, por lo que no guardar información relevante será de mucha utilidad en el proceso terapéutico. Cualquier prueba, informe, historia clínica, etc estaría bien que fuese aportada, pues facilita el proceso.
6. Seguir las indicaciones del profesional. El tratamiento psicológico hay que seguirlo de principio a fin, siguiendo las indicaciones del profesional, es decir, desde el inicio hasta el alta psicológica y acudir a terapia con los “deberes hechos”, siguiendo las pautas establecidas por el profesional. Algunos/as pacientes cuando empiezan a encontrarse mejor dejan de asistir a consulta, y eso es un error, pues aún no han conseguido la estabilidad necesaria para el alta. Los profesionales de la psicología realizamos el tratamiento y también el seguimiento del paciente hasta que haya conseguido los objetivos propuestos y los mantenga en el tiempo. Es decir, no basta con conseguir las pautas, sino que se mantengan estables a lo largo del tiempo.
7. Confiar en los tratamientos propuestos y sobre todo en el profesional que nos está atendiendo. Elegir a un buen profesional es esencial, que sea psicólogo/a sanitario/a, colegiado/a, que tenga gran experiencia clínica y que siga los protocolos de sanidad. Confiar en éste, respetarlo y seguir los tratamientos propuestos también es parte de la terapia y del éxito terapéutico.
8. Trabajar en la autonomía personal sin depender psicológicamente del profesional. Algunos pacientes tienen que mejorar en la adhesión a la terapia y acudir de forma constante a las citas. Por el contrario, hay pacientes que muestran dependencia con el profesional y cuando se les da alta, no quieren marcharse del tratamiento. Nuestro trabajo es, entre otras cosas, haceros funcionales e independientes en vuestra vida a todos los niveles.
9. No tener miedo del profesional, ni de la terapia, ni de los tratamientos farmacológicos (si corresponden), ni de expresar lo que os ocurre. El miedo al profesional es una emoción disfuncional en base a una idea irracional pues estamos para conseguir objetivos que beneficien al paciente.
10. No confrontar al profesional, respetarlo y reconocer su labor profesional. Los profesionales sanitarios estudiamos, nos formamos y trabajamos para ayudar al paciente, no tiene sentido alguno ser cuestionados o confrontados o que nos falten el respeto. El total compromiso y adherencia al tratamiento por parte del paciente es imprescindible.
El trabajo del psicólogo/a es una pieza clave, la más importante y muy relevante en tu proceso de crecimiento personal, pues tenemos los conocimientos necesarios para ello, pero el éxito terapéutico no solo depende del profesional, pues el paciente también está implicado en el tratamiento. Por ello, un buen paciente, que siga estas diez reglas básicas, aumenta las probabilidades de éxito terapéutico. Por ello, conviértete en el mejor paciente posible y así facilitaras todo el proceso y ganarás en evolución personal. Y si crees que estaría bien comenzar una terapia psicológica y aún no la has iniciado, sigue estas diez reglas y no dudes en contactar.